
Las posibilidades que presenta este soporte da lugar a los "clásicos", verdaderas obras maestras del género que rebasaron su momento para constituirse en ejemplos del buen hacer. Sin embargo, la labor educativa de las historietas se ve superada por el número enorme que responde a la comercialización más vil, que trastoca toda realidad para aprovechar aquellas situaciones que los mercaderes del género consideran más atractivas para el lector.
La característica sobresaliente de la historieta se funda, tal como sucede con el mensaje publicitario, en el uso de dos códigos, el visual y el verbal. Su relación responde a los lineamientos fun-damentales del género y tiene un objetivo común, la función narrativa de la serie secuencial imagen-texto. A ello se agrega todo un repertorio de signos específicos, que pueden identificarse como parte del lenguaje propio del género, y pese a su relativa sistematización paradigmática, los resultados dependen de la capacidad creativa de los autores.
Un análisis de los elementos de la historieta lleva a reconocer el componente significativo mínimo que nos facilita la captación del formato global: la viñeta, en la cual se destaca un continente y un contenido. Dicho continente está delimitado generalmente por líneas rectas, pero pueden ser curvas, onduladas o asumir otras configuraciones, y cualesquiera que sean establecen la forma de la viñeta y sus dimensiones. La regularidad en el manejo de este aspecto puede cargar de monotonía la secuencia; en cambio, el juego libre de líneas, forma y dimensiones, imprime dinamismo al relato. En este sentido, la creatividad desempeña un papel primordial, aunque algunos recursos muy originales en su comienzo ya se han incorporado a la jerga estilística de los historietistas, por ejemplo, viñetas estructuradas linealmente pero interrumpidas por otras discordantes en forma y dimensiones; aquellas que incorporan espacios sin delimitación precisa; otras donde el cuadro es rebasado por alguno de los elementos del contenido; el recurso de la línea punteada para significar una situación soñada o deseada; la forma horizontal, que se asocia con tranquilidad, reposo, mientras las verticales una después de otra pueden lograr una sensación de rapidez que acelera el ritmo de la narración.
La característica sobresaliente de la historieta se funda, tal como sucede con el mensaje publicitario, en el uso de dos códigos, el visual y el verbal. Su relación responde a los lineamientos fun-damentales del género y tiene un objetivo común, la función narrativa de la serie secuencial imagen-texto. A ello se agrega todo un repertorio de signos específicos, que pueden identificarse como parte del lenguaje propio del género, y pese a su relativa sistematización paradigmática, los resultados dependen de la capacidad creativa de los autores.
Un análisis de los elementos de la historieta lleva a reconocer el componente significativo mínimo que nos facilita la captación del formato global: la viñeta, en la cual se destaca un continente y un contenido. Dicho continente está delimitado generalmente por líneas rectas, pero pueden ser curvas, onduladas o asumir otras configuraciones, y cualesquiera que sean establecen la forma de la viñeta y sus dimensiones. La regularidad en el manejo de este aspecto puede cargar de monotonía la secuencia; en cambio, el juego libre de líneas, forma y dimensiones, imprime dinamismo al relato. En este sentido, la creatividad desempeña un papel primordial, aunque algunos recursos muy originales en su comienzo ya se han incorporado a la jerga estilística de los historietistas, por ejemplo, viñetas estructuradas linealmente pero interrumpidas por otras discordantes en forma y dimensiones; aquellas que incorporan espacios sin delimitación precisa; otras donde el cuadro es rebasado por alguno de los elementos del contenido; el recurso de la línea punteada para significar una situación soñada o deseada; la forma horizontal, que se asocia con tranquilidad, reposo, mientras las verticales una después de otra pueden lograr una sensación de rapidez que acelera el ritmo de la narración.
Por lo que respecta al contenido, como hemos dicho se caracteriza por la presencia de una articulación verbal e icónica, dos lenguajes complementarios que abundan sobre lo mismo. La redundancia, así expresada, supone un mutuo reforzamiento de situaciones, que se constituye en otra de las particularidades de este modo de expresión.
El aspecto icónico de la viñeta "está constituido por la representación de una realidad por medio de códigos basados en la analogía entre lo presentado y aquello que representa". Dicha analogía perceptiva permite reconocer objetos y sujetos registrados según convenciones gráficas que establecen una relación entre la representación esquemática y alguna propiedad de lo representado.
Aquello que se refiere principalmente a los personajes de la acción se considera como icónico sustantivo en contraposición a la dimensión adjetiva otorgada por códigos cinéticos y la utilización de diferentes planos, angulaciones y gestualidad. Los códigos cinéticos se refieren a la señalización gráfica del desplazamiento de un objeto, acompañado por una estela que marca la trayectoria recorrida, misma que se indica por medio del color o por ausencia de él. El desplazamiento también puede estar señalado por nubes, representación hipotética de nubes de polvo que se levantarían al paso del sujeto. El impacto producido, por ejemplo, por dos naves que chocan suele representarse por una estrella irregular en cuyo centro se colocan las naves en cuestión, y esto se refuerza con una onomatopeya. También se recurre a la deformación cinética para indicar movimiento (las velas tensas de un barco), y la descomposición de movimiento, recordando el resultado de una exposición fotográfica prolongada, constituye otra manera para indicar desplazamiento.
Del ámbito cinematográfico se toma el concepto de plano: general, primer plano, americano, plano de detalle. A ello se suma la angulación, recorte del campo visual, figurando la postura que adopta la cámara en el cine o la fotografía; puede ser horizontal (altura del tórax o cabeza del personaje), en picado (los objetos se toman desde arriba), contrapicado (toma desde abajo), vertical prono (eje vertical óptico hacia abajo), vertical supino (eje vertical hacia arriba).
La gestualización permite al lector identificar diversas expresiones de los personajes de la historieta, por ejemplo, las cejas arqueadas hacia arriba y la boca de oreja a oreja representan actitudes básicas de alegría; las cejas fruncidas y la boca en gesto contrario al anterior significan enojo.
Con respecto al globo, si bien presenta un diseño particular, cuya forma le da nombre, puede cambiar su silueta por otras más expresivas u originales, como la línea inferior que gotea para añadir mayor dramatismo al llanto del personaje y desborda el territorio asignado, asumiendo una dinámica invasora e incontrolable. Además del contenido propio del globo y de la silueta del mismo, existe otro componente en forma de apéndice lineal, que marca la direccionalidad del mensaje; generalmente en forma de ángulo, puede asumir otras, como burbujas que aluden al pensamiento; sierras, para representar voces que surgen de teléfonos, aparatos de radio o televisión; múltiple, utilizada para atribuir un mismo mensaje a un conjunto de personajes.
El mensaje verbal contenido en el globo suele adquirir función de imagen del texto cuando éste es representado en negritas o con caracteres temblorosos, significando violencia en el primer caso y temor en el segundo. Pero las limitaciones de lo verbal no terminan ahí, revisten formas específicas -culebras, sapos, etc.- para representar palabras altisonantes; un foco que se prende para indicar que al personaje se le ha ocurrido algo interesante, o un serrucho cortando un tronco, alegoría del sueño. Por otra parte, es frecuente el contenido mixto en el que se integran distintos elementos en el mismo globo, como símbolos verbales, onomatopéyicos, paralingüísticos e icónicos, entre otros.
El aspecto icónico de la viñeta "está constituido por la representación de una realidad por medio de códigos basados en la analogía entre lo presentado y aquello que representa". Dicha analogía perceptiva permite reconocer objetos y sujetos registrados según convenciones gráficas que establecen una relación entre la representación esquemática y alguna propiedad de lo representado.
Aquello que se refiere principalmente a los personajes de la acción se considera como icónico sustantivo en contraposición a la dimensión adjetiva otorgada por códigos cinéticos y la utilización de diferentes planos, angulaciones y gestualidad. Los códigos cinéticos se refieren a la señalización gráfica del desplazamiento de un objeto, acompañado por una estela que marca la trayectoria recorrida, misma que se indica por medio del color o por ausencia de él. El desplazamiento también puede estar señalado por nubes, representación hipotética de nubes de polvo que se levantarían al paso del sujeto. El impacto producido, por ejemplo, por dos naves que chocan suele representarse por una estrella irregular en cuyo centro se colocan las naves en cuestión, y esto se refuerza con una onomatopeya. También se recurre a la deformación cinética para indicar movimiento (las velas tensas de un barco), y la descomposición de movimiento, recordando el resultado de una exposición fotográfica prolongada, constituye otra manera para indicar desplazamiento.
Del ámbito cinematográfico se toma el concepto de plano: general, primer plano, americano, plano de detalle. A ello se suma la angulación, recorte del campo visual, figurando la postura que adopta la cámara en el cine o la fotografía; puede ser horizontal (altura del tórax o cabeza del personaje), en picado (los objetos se toman desde arriba), contrapicado (toma desde abajo), vertical prono (eje vertical óptico hacia abajo), vertical supino (eje vertical hacia arriba).
La gestualización permite al lector identificar diversas expresiones de los personajes de la historieta, por ejemplo, las cejas arqueadas hacia arriba y la boca de oreja a oreja representan actitudes básicas de alegría; las cejas fruncidas y la boca en gesto contrario al anterior significan enojo.
Con respecto al globo, si bien presenta un diseño particular, cuya forma le da nombre, puede cambiar su silueta por otras más expresivas u originales, como la línea inferior que gotea para añadir mayor dramatismo al llanto del personaje y desborda el territorio asignado, asumiendo una dinámica invasora e incontrolable. Además del contenido propio del globo y de la silueta del mismo, existe otro componente en forma de apéndice lineal, que marca la direccionalidad del mensaje; generalmente en forma de ángulo, puede asumir otras, como burbujas que aluden al pensamiento; sierras, para representar voces que surgen de teléfonos, aparatos de radio o televisión; múltiple, utilizada para atribuir un mismo mensaje a un conjunto de personajes.
El mensaje verbal contenido en el globo suele adquirir función de imagen del texto cuando éste es representado en negritas o con caracteres temblorosos, significando violencia en el primer caso y temor en el segundo. Pero las limitaciones de lo verbal no terminan ahí, revisten formas específicas -culebras, sapos, etc.- para representar palabras altisonantes; un foco que se prende para indicar que al personaje se le ha ocurrido algo interesante, o un serrucho cortando un tronco, alegoría del sueño. Por otra parte, es frecuente el contenido mixto en el que se integran distintos elementos en el mismo globo, como símbolos verbales, onomatopéyicos, paralingüísticos e icónicos, entre otros.
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